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viernes, 15 de marzo de 2013

Torre de Guainos

Esta torre vigía se encuentra en el anejo de la población de Adra llamado Guainos. Está a unos cien metros de altitud sobre el nivel del mar, siendo la primera torre por el levante de la sierra de la Contraviesa. Data de los siglos XIII-XV. Se trata de una clara muestra representativa del sistema defensivo nazarí-castellano, cuyo cometido era la vigilancia costera, sobre todo de la piratería berberisca.
Tras la reconquista, los Reyes Católicos comienzan a fortificar la costa y mandan levantar torres vigía. Varias de estas torres aún permanecen de pie a lo largo de toda la costa, siendo la más antigua probablemente la de Guainos.
 
Guainos Bajos
 
 

sábado, 9 de marzo de 2013

El Molino del Lugar.


Molino harinero de dos paradas, cuya conducción de agua se realiza mediante un amplio arco de ladrillo, levemente apuntado.
 
Este molino hidráulico, levantado en mampostería y ladrillo, se empezó a edificar en 1814, en sustitución del construido hacia 1732 al pie del cerro de Montecristo y junto al cauce del río, que arruinó una inundación a inicios del siglo XIX. Sus promotores fueron el matrimonio formado por doña Manuela del Trell Gnecco y don Agustín Moreno Beltrán.
 
external image molino.jpgLos vecinos de Adra están muy orgullosos de su pasado y prueba de esto es la apertura de la sala etnográfica situada en el Molino del Lugar. Esta sala cuenta con materiales de antiguos oficios de los abderitanos. Algunos de estos materiales han sido restaurados con el único propósito de su exposición en esta sala.
Hay que mencionar que estos objetos provienen de donaciones de diferentes familias abderitanas junto con las aportaciones de la Asociación Acerobo, estas aportaciones son prueba de la implicación de los ciudadanos en la conservación de la cultura y tradiciones abderitanas.

Esta sala fue inaugurada con motivo de la V edición de la "noche en vela" de Adra.

 

viernes, 1 de marzo de 2013

Ermita de San Sebastián

La Ermita de San Sebastián, situada en la ladera sur del Cerro de Montecristo, fue levantada a finales del siglo XVII y reedificada a mediados del siglo XVIII.
Es un templo con planta de cruz latina en cuyo subsuelo se han localizado importantes restos romanos de las factorías de salazones, pertenecientes al siglo I a.C.
En su interior merece especial mención la imagen de San Nicolás de Tolentino, patrón de Adra.
 
 
La estructura de esta Ermita fue reedificada y ampliada a mediados del siglo XVII, ejecuciones con las que se colocaron también en las paredes diversas lápidas romanas descubiertas en ese mismo paraje. Durante la Guerra Civil no fue precisamente un momento propicio para su proyección monumental, ya que fue quemada; aun así, en el año 2000 fue restaurada definitivamente.
 
Imagen sin restaurar
 
Imagen de San Nicolás de Tolentino
 
 

jueves, 14 de febrero de 2013

Museo de Adra

El Museo de Adra, alojado en la Casa del Conde Chacón, se encuentra situado en la Plaza de San Sebastián, al lado de la Ermita de San Sebastián. En su interior se exponen numerosos vestigios, distribuidos por sus seis salas de exposiciones. Además cuenta con taller para actividades escolares, salas de conferencias y una zona destinada a la investigación. Desde su patio se puede acceder al Yacimiento Arqueológico del Cerro de Montecristo.
 
 
 
Nació con voluntad de Museo Arqueológico hace años aunque la inexistencia de fondos propios le hiciera explorar con éxito el campo del arte contemporáneo. La paradoja de hallarse anexo al yacimiento arqueológico del Cerro de Montecristo, antiguo emplazamiento de la Abdera púnica y romana, y no contar con restos en sus vitrinas le excluyó de la Red Andaluza de Museos de la Junta. Pero la donación de Manuel Rodríguez, un vecino, de un lote de flechas, monedas, broches y botones romanos y de la época hispano-musulmana abre horizontes nuevos al museo abderitano.
El lote entregado por Manuel Rodríguez, conocido como Polo, de 65 años, supone la tercera donación que recibe el Museo de Adra en los últimos años. A su lote de 35 piezas compuesto por una ánfora romana, tres elementos decorativos, 10 flechas, botones y monedas romanas e hispano-musulmanas, le precedieron otras dos entregas de aficionados al mundo de la arqueología.
 
En el año 2000 la familia Octobon, descendientes de un ingeniero francés que trabajó en el municipio en los años sesenta y setenta y que tenía por afición recoger trozos de cerámica y catalogarlos, donó al museo todas las reliquias recogidas por el cabeza de familia fallecido.
La segunda cesión se produjo de manos de José María Heras Toledano, afincado en Sevilla, pero con estrechos lazos en el municipio almeriense, hecho que le impulsó a entregar más de 100 piezas de material médico-quirúrgico de la época romana (aunque las piezas de la colección privada no proceden de Adra).
 
Pero ha sido la donación de Manuel Rodríguez la que ha abierto nuevas perspectivas al museo. Las reliquias entregadas aportan argumentos históricos sobre la ciudad de Abdera, entre los que se incluye una moneda acuñada en la ciudad, la primera que posee el centro.
'Por fin tenemos una que acuña la cabeza de Hércules, los dos atunes símbolos de Adra y una leyenda púnica. Para nosotros es un auténtico tesoro y un orgullo que queremos exhibir a todos los visitantes', explica Magdalena Cantero, directora del museo de Adra.
 

Descubrimientos

La acción de Manuel Rodríguez, animado por su hija, ha sido aplaudida por sus convecinos, que le paran por la calle para felicitarle y darle las gracias. El coleccionista, que dejó años atrás sus andanzas por los montes en busca de retazos de historia, comprende el alcance de sus descubrimientos e invita a emular su comportamiento a otros aficionados que conoce y que poseen patrimonio histórico. 'Animo a otras muchas personas a que hagan lo mismo. Hay gente que tiene auténticos museos en casa y es patrimonio del pueblo. Yo, por mi parte, cuando quiera ver las piezas que recogí en su día sólo tengo que ir al museo y contemplarlas', reflexiona el donante.
Son numerosas reseñas literarias de la antigüedad las que hacen alusión al Cerro de Montecristo, esa elevación natural de casi 50 metros de altitud sobre el nivel del mar y en la que se asentó la antigua Abdera.
 
Estrabón, P. Mela y Plinio mencionan en sus textos descripciones sobre aquel asentamiento. El tránsito de la antigüedad a la época medieval sigue arrojando al municipio grandes interrogantes, aunque algunas referencias históricas constatan que existió poblamiento hasta, al menos, el siglo VI d. C. y que Abdera continuó detentando cierta importancia al contar con sede episcopal. 'La donación hecha por Polo es la primera de un vecino que reside en el municipio y nos abre las puertas para presentar un proyecto museológico y museográfico para entrar en la red andaluza de museos. Y eso es vital para que el centro sea un centro vivo y activo', concluye la directora del Museo de Adra.
 
Información y datos de contacto del museo.
HORARIO DE VISITAS:
Lunes a Viernes: 9:00-14:00
Visitas grupales previa reserva: 950403546

Estatua del labrador y Museo de Adra
 
 
 

martes, 12 de febrero de 2013

La lonja de Adra

Da igual si vienes de Salobreña o Almuñecar a comprar o tu barco es de Motril y viene a vender, la Lonja de Adra está abierta a todo el mundo, (previa inscripción para darse de alta) y cada día, de madrugada o por la tarde, hay una gran actividad a la hora de la subasta del pescado.
 
De Adra apenas quedan 13 traíñas y 4 embarcaciones de arrastre, pero aquí venden unas cincuenta embarcaciones, porque vienen de otras zonas como Motril. «En una subasta puede haber aquí unas 400 cajas de producto de arrastre como las gambas y otras 1.000 de pescado de cerco, nos podemos tirar unas cuatro o cinco horas con la subasta», explica José Nadal, jefe de venta de la Lonja de Adra desde hace unos 13 años.
 
Para la venta, de la que se ocupa la Asociación de productores pesqueros de Adra desde hace varios años, se utilizan unas etiquetas donde figura el código de barras de trazabilidad, el producto, peso y precio, el barco que lo ha descargado, si viene en caja de corcho o madera, y lugar y fecha de pesca. «Todo ello se registra en el ordenador y si hubiera algún problema con el producto por ejemplo en la venta al consumidor se puede ir para atrás y ver de dónde viene ese pescado», asegura Nadal.
 
 
IDEAL ha tenido la oportunidad de vivir una de estas jornadas, la subasta de las seis de la tarde (hay otras a las cinco y media de la mañana, para minoristas, y la de las ocho de la mañana para mayoristas). La actividad comienza sobre las 16.30 horas, cuando empiezan a descargar el género las primeras embarcaciones. A pesar de que un cartel alerta de que está prohibida la entrada a personas ajenas a la Lonja siempre hay gente viendo la descarga, e incluso algunos provistos con bolsas consiguen que los pescadores les den algún que otro ejemplar «y nos soluciona la cena», aseguran. La Lonja acoge especies provenientes del mar de Alborán como gambas, cigalas, pulpos, jibia, merluza, salmonete, pota, anchos, bacaladilla e incluso bonito «que se coge mucho por Balerma», aunque muchos pescadores se van durante varias jornadas a lugares como Valencia para conseguir más género.
 
 
Precios
Nadal va supervisando el producto descargado, que entra en la Lonja a través de una cinta donde le pone el precio «según voy viendo el tamaño y la calidad, y subiendo un poco, ya que esta subasta es a la baja». Así, sale el rubio con un precio de 50 euros, rayas a 5,20 euros el kilo, besugo blanco a 20, y el precio baja en las pujas: el salmonete que salía a 14 euros se vende a 9,30, la gallineta de 16 a 15, o el rodaballo a 31 euros.
 
En cuanto a precios, «se está notando bastante que se vende ahora más barato, el pescador gana menos y por ejemplo el marisco que está pagando a mitad de precio que hace unos años, pero aún se mantiene la actividad y damos gracias. Lo que mejor se paga ahora es el lenguado (el más grande unos 28 euros el kilo), la cigala gorda (entre 29 y 15 euros el kilo, y es lo que más escasea) y la gamba. La pesca de arrastre sí da para vivir, hay que pagar menos sueldo también porque hay menos marineros, y la producción baja porque el producto va escaseando», explica el jefe de venta. Y es que según datos de la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía sobre la producción de la pesca fresca en la Lonja de Adra se ve cómo ha bajado: en el año 2001 se recogieron 2.275.235 kilos de peces, que supusieron por su venta 2.203.929 euros. En el año 2008 las cifras estuvieron muy por debajo: se recogieron 30.000 kilos de peces, con ingresos de 105.080,14 euros. Los datos de moluscos y crustáceos no son más esperanzadores: en 2001 se recogieron 50.470 kilos de los primeros y 2.338.601 de los segundos, mientras que en 2008 las estadísticas de producción en la Lonja abderitana recogen 10.126 kilos de moluscos y 1.482 de crustáceos.
 
En los años que lleva en este cargo Nadal vivido multitud de anécdotas, la que mejor recuerda es «hace años trajeron a la lonja un tiburón, que se pagó muy barato, unos 3 euros el kilo, pero el que lo compró se encontró al abrirlo con que tenía dentro unas cinco cajas de langostino rayado, que se puede pagar a 80 euros».
 
 
La Lonja de Adra «es de las más antiguas de Andalucía, y aquí somos como una familia, nos conocemos todos y el trabajo es así más agradable. La Lonja la gestiona la Asociación de productores pesqueros de Adra, antes lo llevaba todo la Cofradía pero desde hace unos 16 años se separó y lo lleva la asociación, donde somos trece socios, dueños de embarcaciones que gestionamos esto como un trabajo, para sacarlo adelante», recuerda José Nadal.
 
 

viernes, 8 de febrero de 2013

La Azucarera

La Azucarera de Adra: De cooperativa a sociedad anónima a lo largo de 63 años de existencia.

 

La Sociedad Cooperativa Azucarera de Adra, convertida más tarde en sociedad anónima bajo la denominación de Azucarera de Adra S.A., fue la gran novedad del sector durante buena parte del siglo XX. Esta industria fue creada por una sociedad surgida de los intereses de los propios labradores abderitanos y grandes propietarios de la vega ante el intento de control de los precios de compra de la caña por parte de las industrias propiedad del Trust del Azúcar. A ello se unía la decisión de esta gran corporación llamada Sociedad General Azucarera de España, de cerrar la fábrica de San Nicolás, adquirida a Larios y de dejar a Adra sin industria.

Esta alianza de intereses logró hacer frente a la demanda de manipulación de sus excedentes de caña de azúcar con una nueva fábrica, ubicada en el pago del Campillo al borde de la carretera nacional 340 Adra-Almería.

Esta circunstancia permitió a los labradores no tener que depender de las grandes azucareras de Motril, Almuñécar o Málaga, que monopolizaban la producción azucarera. Tal situación impuso la creación de una sociedad cooperativa azucarera por los labradores de la vega de Adra que de esa manera superaban los inconvenientes de la situación de monopolio. La nueva industria utilizaría tanto la caña como la remolacha azucarera.

La escritura de constitución se firma el 30 de abril de 1909. La Sociedad Cooperativa Azucarera de Adra, se constituyó el 16 de Mayo de 1909 en Madrid ante el Notario D. Fernando López Obregón como cooperativa de labradores, bajo la denominación de Sociedad Cooperativa Mercantil Azucarera de Adra, con capital inicial de un millón de pesetas, suscrito en acciones de cien pesetas.

La escritura se firma en Madrid, fundándose con carácter de cooperativa, por escritura otorgada en Adra, que autorizó el notario Vicente López Larrubia. La empresa se llamó inicialmente “Nuestra Señora del Mar”. El domicilio social se fija en la
Plaza de Canalejas nº 3 de Madrid.
 
La construcción de la futura fábrica se acelera. El 22 de agosto de ese año se pone la primera piedra. Con tal motivo se reúnen junto al solar en construcción las autoridades, el consejo de administración de la fábrica y un gran gentío con un acto amenizado por banda de música. Arrojó la primera palada de tierra para su construcción la marquesa de Caicedo, Adriana Mesía de la Cerda Valera. Los marqueses de Caicedo siempre contaron con ingenios de azúcar en la vega de Adra, por lo que el negocio no les era ajeno. Adriana tenía mucho interés por el desarrollo agrícola de la vega abderitana, dominada en ese momento por el cultivo de caña de azúcar e implica de forma activa a su marido, el empresario Luis Leboucher y Gravot, que figura al frente del Consejo de Administración de la nueva empresa.
Detalle de una acción de la Sociedad Cooperativa de la Azucarera de Adra, fechada en 1922 y valorada en 100 pesetas.


Detalle de una acción de la Sociedad Cooperativa de la Azucarera de Adra, fechada en 1922 y valorada en 100 pesetas.
 
Su construcción fue rápida. La fábrica funcionó a partir de marzo de 1910, aunque su presentación en sociedad se produjo el 20 de abril como uno de los principales acontecimientos de un siglo que acababa de arrancar. Ese año fue el primero de producción de azúcar de caña. Su primer director fue José Montes Garzón, al que sustituyó Federico de La Morena, procedente de Cuba, que había trabajado en ingenios de caña similares en la isla caribeña.
 
Azucarera de Adra S.A.

En 1922 la Sociedad Cooperativa Azucarera de Adra amplía su capital hasta la cifra de 1,75 millones de pesetas, desembolsado en un total de 4.300 acciones (3.300 en acciones de 500 pesetas y 1.000 acciones a 100 ptas cada una)se transfomó en Sociedad Anónima, pasando a denominarse Azucarera de Adra S.A.

Los acuerdos fueron tomados en las juntas generales extraordinarias celebradas los días 4 de agosto y noviembre de ese mismo año.


Se ampliaron las instalaciones y se montó la maquinaria para el sistema mixto de caña y remolacha por vez primera en España. En 1923, es el primer año de campaña mixta, con la primera producción de azúcar de remolacha. La industria aprovechaba la caña producida en la Vega de Adra y la remolacha de este municipio y los de Almería, Berja, Dalías, Roquetas y Albuñol.

Entre 1926 y 1927 la empresa se convierte en sociedad anónima bajo la denominación de Azucarera de Adra S.A. Se produce un aumento de capital social que ascendió a 4 millones de ptas repartido en 8.800 acciones integramente suscritas y desembolsadas en su totalidad. Las acciones eran indivisibles. La sociedad no reconocía más de un propietario por cada acción. La empresa era administrada por un Consejo compuesto por entre 3 y 11 miembros elegidos por la Junta General.

Asímismo los estatutos se modifican y la sociedad traslada su domicilio social a la C/ de la Victoria nº 2 de Madrid, si bien las juntas de accionistas las seguía celebrando en el edificio de la Plaza Canalejas. La nueva sociedad da entrada a socios-accionistas que no eran meramente labradores o empresarios agrícolas. El empresario Eduardo Weibel adquiere el 51% de las acciones que cotizaban en bolsa, pasando a ser nuevo director de la Azucarera Antonio Ortega Hita.
Noticia aparecida en La Crónica Meridional el 23 de abril de 1929.
Noticia aparecida en La Crónica Meridional el 23 de abril de 1929.
 
En 1930 la empresa daba empleo en época de campaña a 200 personas surgiendo en tal momento como la más potente entidad por número de empleados de la provincia. Ese año la cifra de remolacha molturada asciende a 34.497 Tm, su récord histórico. La remolacha procede en parte de la vega de Adra de la provincia de Almería y de las comarcas granadinas de Baza y Guadix.

La azucarera hacía dos campañas. Una primera en abril o mayo, de caña de azúcar, que después de algunos días de reposo para limpiar la maquinaria, era seguida de la campaña de remolacha de julio o agosto durante cuarenta días; produciendo azúcar, alcohol y pulpa de remolacha. La pulpa es el residuo de la remolacha, que cortado en pequeños trozos es sometida en baterías de difusores al proceso de extracción de la sacarosa. Una vez seca constituye un excelente pienso que durante la Guerra Civil será intervenido por el Ejército
Republicano para sustento de animales de carga.

El azúcar aunque sin refinar salía presto para ser consumido, además de elaborarse alcohol que se vendía a los licoristas del exterior.

La empresa contaba con la maquinaria necesaria tanto para caña como remolacha. En el primero de los casos el sistema Fives-Lille con capacidad para 400 toneladas en 24 horas, y un transportador para alimentación de caña de 25 metros. Por el lado de la remolacha, había dos silos de depósito con capacidad para 500 toneladas cada uno, lavadero y noria para 350 toneladas diarias y una batería en difusión con 10 calderas de 50 hectolitros cada una; asimismo un secadero de pulpa de remolacha.

También en fecha no precisa se fabricó un ron excelente que se comercializaba con el nombre de La Cubana.1932 es año récord de producción de caña es con 26.060 Tm.

La Guerra Civil viene a cortar esta racha de éxitos empresariales. Por un lado, en noviembre de 1935 el Ministerio de Hacienda autoriza a la Azucarera de Adra a instalar una fábrica de alcohol desnaturalizado, tras la solicitud presentada por el consejero de la sociedad anónima, Alfredo Velasco Sotillo. Con ello se pretendía ampliar la actividad aumentando la capacidad para tratar alcoholes de otras fábricas.

Nuevamente en junio de 1936 el Ministerio de Hacienda contesta en positivo una nueva solicitud de instalación de la citada fábrica de alcohol desnaturalizado tras aprobar la instancia presentada por el representante de la sociedad azucarera, Jesús Aguirre Ortiz de Zárate, consejero-delegado de la entidad.
Publicidad de la empresa en los años 40.
Publicidad de la empresa en los años 40.
 
Durante la Guerra Civil, la empresa es intervenida por el ejército republicano y adquirirá gran importancia estratégica, por constituirse en única en manos republicanas desde febrero de 1937, cuando la toma de Málaga por los nacionales que llegaron hasta Castell de Ferro deje a un lado las fábricas de Motril y Almuñécar, y en la zona norte la de Benalúa, y de otro la de Adra. De aquí su interés, de un lado por la importancia del azúcar para consumo diario, de otro, por la elaboración de alcohol para la industria de guerra, lo que motivará un férreo control sobre la fabricación de las centrales sindicales. En los tres años de guerra se interrumpe la producción de azúcar de remolacha por la dificultad del transporte, ya que con la remolacha sembrada en Adra no era suficiente.

En la década de los años 30 la Azucarera de Adra había incrementado su explotación muy por encima de la media nacional, con unos niveles de eficacia y eficiencia destacados a nivel nacional y unos resultados muy aceptables entre los años 1910 y 1942. La Azucarera alcanzó esos años un prestigio e importancia en producción de azúcares de renombrada calidad.

Tras la Guerra Civil, en 1942 se produce 2.400 Tm de caña. Entre 1939 y 1944 no se siembra remolacha, por lo que la producción es inexistente.

 
El resurgir de los años 50 con la autarquía y la ampliación de las instalaciones a mediados de los 60

En los años 50 destacará la empresa por su dimensión dentro del panorama de la actividad del sector secundario almeriense y en concreto dentro de la industria alimentaria, con una producción de 4.000 toneladas de azúcar además de 125.000 litros de alcohol. La capacidad de procesado de primeras materias era aproximadamente de 25.000 toneladas de caña y 12.000 de remolacha; la producción de azúcar de aproximadamente 3.300 toneladas.

A finales de 1953 la Azucarera firma un convenio con la empresa EPASA (Explotaciones y Parcelaciones S.A.). EPASA deslinda las fincas propiedad de la Azucarera y gestiona la venta de las tierras que no interesaban. A partir de este momento la empresa se descapitalizó al vender parte de sus activos para obtener liquidez.

En 1957 se forma una sola finca por agrupación de todas las que la Azucarera tenía, formando una unidad de explotación agroindustrial.


A principios de los 60 se firma un convenio entre la sociedad y la Hermandad de Labradores para molturar un mínimo anual de 10.000 toneladas. La Azucarera pagaba 50 ptas/tm a los labradores en concepto de ayuda a los gastos de corte, monda y acarreo.

En 1963 se ensayan dos nuevas variedades de zoca cuyo empleo supuso un aumento de la producción del doble al triple por unidad de cultivo. Asimismo la industria abderitana trabaja con excedentes de producción que no podían absorber las fábricas de Granada y Málaga.

En 1964 el empresario
Joaquín Vázquez Vázquez adquiere la propiedad y la empresa de nuevo volvió a ampliar capital a diez millones de pesetas. Pero la actividad entraba en un ciclo de decadencia, y no se pudo hacer mucho más. La competencia de las producciones tempranas de superior beneficio para los cultivadores, implicó el progresivo desplazamiento de la producción de caña de la vega abderitana.
Monolito homenaje a la caña de azúcar.Monolito homenaje a la caña de azúcar.
En la mente de Joaquín Vázquez, un empresario innovador y pionero en muchos sectores, surgió la posibilidad de reflotar la fábrica azucarera de Adra, que se encontraba realizando una actividad muy baja, trabajando unas campañas cortas dado la escasez de materia prima (caña de azúcar), disponiendo además de unas instalaciones arcaicas e ineficaces.

La popularidad de la fábrica azucarera abderitana y del cultivo de la caña de azúcar traspasa fronteras. En septiembre de 1965, con ocasión del primer centenario de la elección de San Nicolás de Tolentino como patrón, se produce un homenaje a la caña de azúcar y a la república del Paraguay el 6 de septiembre y se descubre un monolito conmemorativo en presencia del embajador de Paraguay en España, Fabio de Silva.

Pero eran malos tiempos para el sector azucarero de caña, existente además de en Adra en toda la costa malagueña y granadina. La mayoría de las factorías estaban en fase de cierre empresarial.
La fábrica que empleaba en el año 1968 a 350 personas, cifraba su producción en 1.384 toneladas de azúcares, 378.412 litros de alcoholes y 529 toneladas de pulpa de remolacha seca, lo que en conjunto representaba un valor aproximado de 17 millones de pesetas.

Las expectativas de incrementar la producción, no sólo no alcanzó el volumen de producción previsto, sino que se redujo. En 1969 cesa la producción de azúcar de remolacha, por lo antieconómico de su transporte y se aprueba la venta del secadero de pulpa y demás elementos.
El derribo parcial de las instalaciones se inició en la década de los 80.

El derribo parcial de las instalaciones se inició en la década de los 80.
La razón de esta crisis era doble, por un lado las tierras susceptibles para el cultivo de caña empezaban a ser empleadas para la producción de hortalizas, muchos más rentables, especialmente dada la atomización de la propiedad de la tierra, pequeños huertos familiares ideales para su dedicación a hortalizas y no a cultivos extensivos como la caña de azúcar.

Por otro lado el azúcar procedente de la caña, que aportaba escaso porcentaje al consumo nacional, no podía competir con las grandes fábricas que obtenían el producto procedente de la remolacha, su enorme dimensión, la abundancia de materia prima, mayor riqueza en azúcar por unidad de peso etc.., las hacía producir bastante mas barato.

En las tres últimas campañas la producción se reduce mucho. En 1969-70 180 Tm de remolacha y 150 Tm de caña. En la 70-71 46 Tm de remolacha y 72 Tm de caña. En la 71-72, 46 Tm de remolacha y 32,5 Tm de caña.
Niños comiendo caña de azúcar o cañadú en la vega de Adra.

Niños comiendo caña de azúcar o cañadú en la vega de Adra
 
La explotación de la fábrica fue ofrecida al personal de la misma, pero el problema no parece tuviera solución ya que el cultivo de la caña en la Vega de Adra, ante la competencia de otros productos de mayor rendimiento económico, continuó reduciéndose hasta desaparecer.

La fábrica cierra definitivamente en 1972, cuando sólo había una cosecha de 5.000 Tm , la mitad del mínimo considerado rentable. Su maquinaria se traslada a la provincia de Badajoz. Se cerraba así la andadura de una gran empresa con más de 60 años de actividad continuada, en la que varias familias empresariales tomaron el testigo. Más allá de las pretensiones empresariales o sectoriales esta industria alimentaria se convirtió en los tiempos revueltos de la primera mitad del siglo XX en el sustento de muchas economías familiares locales al tiempo que en alimento estratégico tanto en la crisis económica de los años 30, la Guerra Civil y la Posguerra.



 

jueves, 7 de febrero de 2013

Los tres faros de Adra...





Antecedentes

La ciudad de Adra, siempre ha vivido de cara al mar. Desde que los fenicios venidos de Tiro fundaran la antigua Abdera, en el siglo VIII a de C., estas costas han tenido una gran afl uencia de embarcaciones que traían y llevaban cargamentos, costeando por el Mediterráneo. Posteriormente los cartagineses y más tarde los romanos siguieron fondeando sus naves frente a la ciudad para cargar metales, salazones y garum. Bizantinos, visigodos, árabes y cristianos utilizaron la rada de Adra para fondear sus naves y comerciar con sus riquezas naturales. Durante el siglo XIX, el auge de la minería del plomo y posteriormente el de la industria azucarera hace que cada vez lleguen más barcos a Adra.
 
 
Desde el mar no se veían señales marítimas que guiaran a los marinos por las noches, aunque no se descarta que, desde muy antiguo, se hiciesen hogueras en alguna de las zonas altas para señalizar el fondeadero a los buques que se aproximaban a la costa abderitana. De día, los barcos podían
ver las chimeneas de las fundiciones y los ingenios, sobre todo, desde 1837, tras la construcción de la torre de los perdigones, que con sus 45 metros de altura constituye un hito en el paisaje que identifi ca a la ciudad.
 
El primer faro de Adra

El primer proyecto de un faro en Adra data de 1861, realizado por el ingeniero Antonio Molina. Siempre pendientes de la finalización del encauzamiento del río Adra, se propuso construir una torre provisional de hierro de ocho metros de altura, fundada sobre pilotes Mitchell, pero nunca llegó a realizarse. Poco antes de que el proyecto del primer faro se aprobase definitivamente, un ciclón se abatía sobre Adra:
 
“Crónica Meridional 15-5-1882. El ciclón.- Sobre esta calamidad que ha venido a acabar de arruinar a nuestros labradores encontramos el siguiente telegrama en el que el Gobernador de la provincia daba conocimiento de la catástrofe y que insertan los periódicos de Madrid:
ALMERÍA 10.- El Gobernador:
El Alcalde de Adra me participa que a la una de la madrugada principió un fortísimo huracán del Nordeste que aún continúa, perjudicando, no sólo los campos, sino que ha arrancado infinidad de árboles seculares, dejando los demás quebrados.
El viento es tan abrasador, que ha secado instantáneamente las hortalizas y las frutas, destruyendo por completo las viñas. Se han perdido dos barcas pescadoras y se cree han perecido sus tripulantes.
Dicho Alcalde ruega, en nombre del vecindario afligido, la protección del Gobierno. Desde la noche anterior reina en la capital el mismo huracán, que se calma en cortos intervalos reapareciendo con mayor fuerza...

Con estos antecedentes se cambiaba de idea y, el 20 de febrero de 1883, se proyectaba una torre hexagonal de madera, con linterna octogonal cubierta por un casquete blanco y con un edifi cio de mampostería anejo para alojar al torrero y las zonas comunes.
 

El segundo faro de Adra


Tras el hundimiento del primer faro de Adra, se estudió el cambió de emplazamiento de la luz al oeste de la ciudad, en una zona elevada unos 24 metros sobre el nivel del mar, y se hizo un faro nuevo de mampostería sobre el proyecto inicial corregido y mejorado. El nuevo faro tenía idéntica característica que el anterior y aprovechaba la linterna y óptica antiguas. Como equipo de iluminación se colocó una lámpara Maris alimentada con petróleo. Se construyó un edifi cio rectangular de una

planta con la torre de mampostería, ligeramente troncocónica, adosada a la parte posterior.
La noche del 15 de septiembre de 1899, el torrero encargado Federico Rojas inauguraba el segundo faro de Adra.
 
El faro se electrifica

En abril de 1920 empieza a construirse la línea eléctrica para alimentar el faro desde el pueblo. Posteriormente se va haciendo la instalación eléctrica y se preparan los nuevos equipos del faro. Pero antes de poder renovar la instalación, sucede algo bastante extraño. Un barco inglés ha visto la luz del faro desde una distancia mayor a la nominal.
 
 

El tercer faro de Adra


Justificado por la antigüedad del faro y porque el edifi cio ha sido absorbido por la población, con cuyas luces se confunde, se redacta un proyecto para levantar un nuevo faro en las cercanías, con la misma instalación luminosa del antiguo faro alojada en una nueva linterna. El nuevo faro será una torre cilíndrica normalizada de hormigón, de 26 metros de altura, pintada a franjas blancas y rojas, sobre una base circular.

El 12 de noviembre de 1984 se empieza a construir la torre para el nuevo faro de Adra. Una vez terminada, el 5 de septiembre de 1985 se coloca en el antiguo faro una baliza auxiliar para desmontar el equipo y trasladarlo a la nueva torre.
El 26 de octubre de1985 se pone en servicio provisional el nuevo faro, apagándose la Tideland en el faro antiguo. A partir de este momento, se desmantela la linterna del viejo faro, pero la vivienda sigue siendo utilizada por el técnico.
 

 
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miércoles, 6 de febrero de 2013

Torreón



Tras la salida por el puerto de Adra, del último rey andalusí, Boabdil, los Reyes Católicos emprendieron la repoblación de la costa. Su hija, la Reina doña Juana -La Loca-, mandó terminar el castillo y murallas de Adra, que representaría una de las más destacadas defensas contra los continuos ataques de piratas. Luis de Requesens, Don Juan de Austria y el Marques de los Velez, tendrian en este puerto su base para atacar a los moriscos en la Rebelión de las Alpujarras. Luego, las prioridades castellanas fueron otras y esta fortaleza cayó en el olvido. Fue en el siglo XX cuando la incultura, el abandono y los intereses privados causaron mayor daño a sus torreones y murallas. Desde el periódico 'Noticias de Adra' se denunció en numerosas ocasiones esa situación. Ahora, lo que queda de torreones y murallas comienzan a rehabilitarse.


http://www.amigosdelaalcazaba.es/wp/?p=723

MURALLAS DE ADRA
 
Francisco Benitez Aguilar envía  este documento sobre las MURALLAS DE ADRA. Director de “Noticias de Adra” ha trabajado denodadamente por la defensa de las murallas de Adra, desde que llegó a esta localidad hace una década. “Entonces, el lienzo de muralla (hoy oculto) de unos diez metros, aún se podía ver, después de los destrozos en la construcción de otro edificio. El torreón sirvió de ‘almacén’ para la obra y no tuvieron reparo en derribar la muralla para que los andamios pudieran sacarse. A raíz de los daños, el torreón fue taladrado para poner una protección de tela metálica que lo envolvía hasta que se aprobó su reparación. (ese ‘preservativo’ costó 60.000 euros). ” Su labor de denuncia contribuiría finalmente a la protección y restauración de las murallas de Adra.
 
 
 
 
 


sábado, 2 de febrero de 2013

Refugios

Aunque hay poca información al respecto y muchos en Adra aún no saben que existe la localidad cuenta con uno de los refugios excavados durante la guerra civil española mejor conservados.
Se trata de un túnel con dos entradas, de 86 metros de largo, en forma de U, y unos dos metros de alto por otros dos de ancho que se ubican bajo la plaza vieja, la Plaza Ortiz de Villajos, frente al puesto de la churrería del mercado. Dos puertas metálicas señalaban las entradas y más de un vecino se ha preguntado alguna vez ¿qué habrá ahí? Pues nada más y nada menos que 73 años de historia. Sí, 73, porque aunque la guerra estalló en 1936, según los testimonios los refugios abderitanos no se construyeron hasta un año después, quizá motivados por el bombardeo del carnaval: el pueblo de Adra fue atacado el día 7 de febrero con el resultado de tres personas muertas, tras la toma de Málaga por parte de los nacionales, que bombardearon un vehículo con restos de aviones a su paso por esta localidad almeriense.
El investigador Francisco Miguel Guerrero, profesor en el IES Fuente Nueva de El Ejido, ha estudiado los orígenes de los refugios en Adra, a raíz de un estudio encargado por el gobierno andaluz sobre fortificaciones almerienses, y destaca «lo bien conservado que está, pero ese refugio no es el único que hay en Adra, hay otros públicos por ejemplo en los bajos de la Azucarera, o en la cuesta del correo (cuya entrada no es accesible, es muy difícil de localizar, se necesitaría un georrádar y es complicado) y en la calle Zacatín, y varios privados, ya que era común hacerlos en casas por ejemplo en las faldas del cerro se conservan algunos según me han comentado los mayores».
A través de entrevistas con abderitanos que vivieron en aquella época ha podido recabar datos sobre el refugio que hasta ahora se utilizaba como almacén municipal pero que ha recuperado y adecentado el Ayuntamiento para incluirlo en las visitas guiadas por el patrimonio local. «El de Adra es un refugio sencillo, excavado en roca, con una entrada y una salida y cabrían unas 200 personas. No tiene ninguna construcción, prácticamente se hizo picando en roca, un trabajo dificultoso porque según me cuentan se hizo con pico y pala».
Además de almacén municipal ha servido también a Protección Civil para instalar el sismógrafo para medir terremotos. «¿Cómo supimos que efectivamente eran refugios de la guerra civil? pues porque tiene las características de otros refugios reconocidos, y por los testimonios que recogí», asegura el investigador.
 
 
 

sábado, 26 de enero de 2013

El Cerro de Montecristo

Gades, la primera ciudad en el extremo occidente del Mediterráneo, pasadas las Columnas de Hércules, data su antigüedad en torno al año 1.100 antes de Cristo. La vieja Gadir era el punto final de un periplo por el Mare Nostrum que comenzaba en las ciudades-estado de Tiro y Sidón y que bordeando ese mar interior, hacía escalas en las actuales Grecia, Italia, sus islas, Francia, Ibiza y las costas levantinas y andaluzas, para volver desde Gadir, por el norte del Magreb y Libia, de regreso a las costas fenicias, hoy Líbano, aprovechando las corrientes del Estrecho.
No es descabellado pensar que hasta Fenicia hubieran llegado los ecos de una civilización avanzada y estructurada, aunque ya en fase decadente, asentada en el sur de la península: Tartessos. Cuando los fenicios llegaron a la isla gaditana, conocieron, sin duda, parte del esplendor de Tartessos, el enigmático estado de las proximidades de las desembocaduras de tres ríos Guadalete, Guadalquivir y Guadiana y, junto a aquellos restos fundaron la ciudad, que luego fue aliada y finalmente una de las más importantes del Imperio, hasta el punto que la calzada más destacada de todas las grandes construcciones, fue la vía de Gades a Roma.
En el sur peninsular, los fenicios establecieron puertos de abastecimiento y refugio equidistantes entre sí, de manera que la navegación era segura. Así fueron naciendo asentamientos portuarios, unos desaparecidos y con escasa importancia y otros relevantes no sólo para los fenicios, sino para las civilizaciones posteriores. Nacen, casi de manera simultánea, Baria, Abdera, Sexi, Malaca, Carteya.
Los fenicios se asentaron y fortificaron Abdera, situada sobre un montículo alargado en dirección norte-sur, que se adentraba en el Mediterráneo en la desembocadura del río -hoy Río Adra- cuyo delta formaba una pequeña bahía natural, a resguardo de los vientos de poniente y levante.
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Año 2004, Cerro de Montecristo. En primer plano el antiquísimo horno Parte de los hallazgos romanos. Al fondo edificio recientemente construido
En aquel cerro, hoy desmochado, no sólo se instalaron factorías para salazón, sino talleres de alfarería y fundición, y un núcleo de población que, posiblemente, se extendiera hacia el poniente (hoy barrio alto de Adra), y hacia el norte, en el Cerro 'Montecristo' y el monte bajo interrumpido por la construcción de la Autovía del Mediterráneo. En la memoria de los abderitanos, el Cerro de Montecristo es la referencia para fijar la antigüedad de Adra, contrastada por los expertos en el siglo VIII antes de Cristo, ya que no se han descubierto evidencias anteriores para hacerla coetánea, como sería lo lógico, con Gadir.
En los siglos XVII y XVIII de nuestra Era, la importancia arqueológica del Cerro de Montecristo es reflejada en obras de eruditos de la época que destacan los restos romanos, a los que hace referencia el Diccionario de Pascual Madoz, a mediados del XIX.
Los grandes propietarios que se afincaron en Adra para la explotación de los ingenios del Azúcar y la fundición de plomo, sí valoraron esa importancia y en sus colecciones privadas figuran buena parte de piezas extraídas del Cerro y su entorno, dando éstas una ligera idea de la riqueza arqueológica del enclave.
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Restos de muralla de la época fenicia
Aficionados e investigadores en tareas sin organización y sin el más mínimo control han hecho desaparecer centenares de piezas de ajuar, numismática, cerámica, decorativa o instrumental, desde el siglo XVII hasta nuestros días. Sólo en contados casos, como la tarea de recopilación de objetos y clasificación del ingeniero francés Francois Octobon, en los años 60 que llegó a tener numerosas cajas llenas de objetos arqueológicos del Cerro de Montecristo y que tras su marcha a Francia, pretendió entregar al Ayuntamiento de Adra y algunas se 'perdieron' en el camino de una calle a otra, son trabajos dignos de mención. En el año 2000, la familia de Octobón hizo entrega de algunas cajas de que pudo 'salvar' para el futuro Museo Arqueológico de Adra.
Desde la década de los sesenta, fueron muchos los abderitanos que sólo o en grupos, incluso de estudiantes llevados por sus maestros, subieron al cerro para excavar y apropiarse de lo encontrado. Pero tras eso, las únicas excavaciones arqueológicas dignas de esa denominación son las llevadas a cabo por Manuel Fernández Miranda en 1970 y 1971 y las que vienen realizando equipos en los que participó o dirigió el arqueólogo José Luís López Castro, desde 1986 hasta la actualidad.

En los últimos años, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Adra se han interesado por el Cerro de Montecristo, cofinanciado por la Unión Europea, proyectos de estudio y catas, que están dando excelentes resultados, porque la destrucción sistemática no ha podido acabar con los cimientos de aquella civilización.
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2009. Nuevas edificaciones sobre el Cerro de Montecristo
No obstante, la carencia de un plan de actuación global en el recinto arqueológico y su entorno hacen que los efectos de esos planes queden minimizados o incluso puedan ser estériles. Las viviendas sociales construidas (hoy calle del Molino) en todo el frente sur del Cerro de Montecristo acabaron con importantes vestigios, que algunos vecinos aún recuerdan, como dos grandes arcos bajo el cerro, justo donde en estos meses se ha limpiado un horno romano y ha aparecido un lienzo de sillar de la muralla fenicia.
La declaración del recinto arqueológico como Bien Cultural andaluz no ha impedido que la propia administración permita la construcción de nuevas edificaciones, una de ellas justo en la línea que debería seguir el lienzo de muralla fenicia encontrada, levantando un edificio de cuatro plantas, entre esta muralla y las piletas romanas de salazón, que testimonian la importancia de Abdera como factoría exportadora de pescados y salsas en la época romana, en la que llegó a tener ceca propia, acuñándose las monedas con el templo tetrástilo con columnas sustituidas por dos atunes.

El destrozo del Cerro de Montecristo es evidente, en donde no se respeta la norma de recintos arqueológicos ni por los mismos que deben protegerla. Un cinturón de nuevas construcciones asfixia toda el área y aumentan sin miramientos corralizas y patios traseros a las edificaciones y en lo más alto del cerro, las tareas de construcción de tres invernaderos, roturaron la tierra y siguen labrando, bajo la que está la más preciada joya arqueológica.
Los intereses privados por una parte, los económicos por otra y la incultura sobre todo ello, son las losas que ocultan, cuando no destruyen para siempre, un legado que no pertenece a una generación concreta, sino que es la referencia, el punto inicial para nuestras señas de identidad.

sábado, 19 de enero de 2013

Fábrica de conservas "Santa Isabel"

 
Fernando García Espín había pedido en su día un préstamo al Banco Español de Crédito (BANESTO) para comprar la fábrica. Al ser éste asesinado, no pudo hacer frente al pago de esta deuda. El banco no había realizado escritura a favor de García Espín por lo que hizo un embargo preventivo del inmueble.

Para liberar el embargo de la fábrica hubo que pagar 198.000 pesetas. El empresario virgitano Joaquín Vázquez llegó a un acuerdo con el Banesto y compró la fábrica con un documento privado. Al no haber escritura hipotecaria, Vázquez realizó la operación asesorado por el notario Nicolás de Prados. De Prados, que era abogado, se hizo célebre por ganarle un pleito al Conde de Romanones siendo este último Jefe del Gobierno.

A partir de éste momento, hacia el año 1941, la fábrica consolida el nombre de Santa Isabel, en honor a la suegra de Joaquín Vázquez. Como en el caso de Fernando García Espín, el nombre de Isabel está muy vinculado a la familia. El encargado de dirigir la fábrica durante más de 55 años es el también virgitano afincado en Adra, Pedro Navarro Salmerón. Pedro Navarro dirigirá la fábrica hasta el cese de su actividad conservera en 1997.
Envase de lata de membrillo de Conservas Santa Isabel.
Envase de lata de membrillo de Conservas Santa Isabel.
 
La fábrica funcionaba a la manera de las del siglo XIX en cuanto a maquinaria. Un eje recorría toda la nave de lado a lado. La energía producía una transmisión que recorría la nave entera. Esta transmisión central tenía una velocidad.

El diámetro de la correa de transmisión de cada maquinaria dependía de la velocidad que se le quisiera dar al funcionamiento de cada una. Mediante un sistema de poleas, si se utilizaba un diámetro muy grande arriba, mandaba mucha velocidad abajo. Si lo que se necesitaba era más fuerza y no tanta velocidad, se utilizaba un diámetro pequeño.

La luz eléctrica la proporcionaba un motor de gas oil aplicado a una dinamo que era el encargado de producir alumbrado, porque en la fábrica no había luz eléctrica. La maquinaria se arrancaba por la mañana y estaba ocho horas diarias en funcionamiento.
Vista aérea de la fábrica a finales de los años 50 cuando estaba rodeada por la vega, a las afueras de Adra.
Vista aérea de la fábrica a finales de los años 50 cuando
estaba rodeada por la vega, a las afueras de Adra.
 
La antigua fábrica, con una superficie de 27.000 metros cuadrados se amplía. Se adquieren otros 3.000 metros cuadrados más para la construcción de una futura casa, un secadero de pescado y el cultivo de los planteles de los tomates para conserva que luego se facilitaba a los agricultores de La Alquería.

La techumbre de la fábrica, que originariamente era a dos aguas con cubierta de teja valenciana se modificó. El techo fue recrecido y se hizo plano, porque la caída de tejas suponía un peligro durante los días de mucho viento, al pudrirse el alambre que las sujetaba y quedar sueltas.

En su dilatada vida Conservas Santa Isabel estuvo permanentemente en activo, salvo en el periodo octubre-diciembre de 1973, fecha en que la fábrica debió recuperarse de
los destrozos ocasionados por las inundaciones que asolaron Adra en 19 de octubre de aquel año. La fábrica, emplazada junto al camino de la Alquería (antiguo curso bajo del río Adra) soportó el embate de las aguas durante más de cuatro horas, hasta que finalmente su muro lateral Este cedió y la gran riada penetró en las instalaciones alcanzándose en algunos lugares de la fábrica un nivel del agua superior a los 2,40 metros.
Riada de octubre del 73. A la derecha, la chimenea de la fábrica de conservas.

Riada de octubre del 73. A la derecha, la chimenea de la fábrica de conservas.
 
El agua se llevó unos 62.000 kilos de distintos productos de conservas embaladas y listas para su comercialización. Las pérdidas económicas ascendieron a más de 35 millones de pesetas de la época. Aún así Santa Isabel continuó fabricando conserva durante 24 años más.
 
latasLa Fábrica de Conservas Santa Isabel cerraba sus puertas a finales de 1996, tras más de medio siglo de actividad en la elaboración de varios productos de reconocido prestigio y calidad. Esta industria nació como primitivo ingenio de azúcar y se convirtió a principios de los años 30 en industria de elaboración de conservas vegetales, con el empresario Fernando García Espín.
 
Tras la Guerra Civil y el asesinato de su fundador, fue el empresario Joaquín Vázquez Vázquez el que puso de nuevo en funcionamiento la empresa, ampliando su actividad a las conservas de pescado y manteniendo durante algunos años la fabricación de conservas vegetales. Durante los primeros 20 años de esta nueva etapa, la fábrica logró que esta empresa se hiciese un sitio de prestigio dentro de la industria conservera en España y Europa gracias a sus alimentos de gran calidad. Durante ese tiempo, la empresa simultaneó la producción de conservas vegetales y de pescado. Luego, las conservas de pescado coparon la actividad empresarial y se convirtieron en ejemplo para conservas Garavilla.
St Isabel Paquetera
La sucesión fallida de Opepesa, una conservera que pretendía recoger el testigo de Santa Isabel, provocó la irreparable pérdida en este sector productivo de larga tradición en Adra. Durante más de medio siglo de actividad, la fábrica sobrevivió a la Guerra Civil, al embargo de las instalaciones al comienzo de la posguerra y a la destrucción parcial en la riada de 1973. La desaparición en su día de la fábrica de Conservas Santa Isabel acabó con una tradición conservera de pescado que se remonta al garum y salazones de la Abdera romana.