Aunque hay poca información al respecto y muchos en Adra aún no saben que existe la localidad cuenta con uno de los refugios excavados durante la guerra civil española mejor conservados.
Se trata de un túnel con dos entradas, de 86 metros de largo, en forma de U, y unos dos metros de alto por otros dos de ancho que se ubican bajo la plaza vieja, la Plaza Ortiz de Villajos, frente al puesto de la churrería del mercado. Dos puertas metálicas señalaban las entradas y más de un vecino se ha preguntado alguna vez ¿qué habrá ahí? Pues nada más y nada menos que 73 años de historia. Sí, 73, porque aunque la guerra estalló en 1936, según los testimonios los refugios abderitanos no se construyeron hasta un año después, quizá motivados por el bombardeo del carnaval: el pueblo de Adra fue atacado el día 7 de febrero con el resultado de tres personas muertas, tras la toma de Málaga por parte de los nacionales, que bombardearon un vehículo con restos de aviones a su paso por esta localidad almeriense.
El investigador Francisco Miguel Guerrero, profesor en el IES Fuente Nueva de El Ejido, ha estudiado los orígenes de los refugios en Adra, a raíz de un estudio encargado por el gobierno andaluz sobre fortificaciones almerienses, y destaca «lo bien conservado que está, pero ese refugio no es el único que hay en Adra, hay otros públicos por ejemplo en los bajos de la Azucarera, o en la cuesta del correo (cuya entrada no es accesible, es muy difícil de localizar, se necesitaría un georrádar y es complicado) y en la calle Zacatín, y varios privados, ya que era común hacerlos en casas por ejemplo en las faldas del cerro se conservan algunos según me han comentado los mayores».
A través de entrevistas con abderitanos que vivieron en aquella época ha podido recabar datos sobre el refugio que hasta ahora se utilizaba como almacén municipal pero que ha recuperado y adecentado el Ayuntamiento para incluirlo en las visitas guiadas por el patrimonio local. «El de Adra es un refugio sencillo, excavado en roca, con una entrada y una salida y cabrían unas 200 personas. No tiene ninguna construcción, prácticamente se hizo picando en roca, un trabajo dificultoso porque según me cuentan se hizo con pico y pala».
Además de almacén municipal ha servido también a Protección Civil para instalar el sismógrafo para medir terremotos. «¿Cómo supimos que efectivamente eran refugios de la guerra civil? pues porque tiene las características de otros refugios reconocidos, y por los testimonios que recogí», asegura el investigador.
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