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viernes, 8 de febrero de 2013

La Azucarera

La Azucarera de Adra: De cooperativa a sociedad anónima a lo largo de 63 años de existencia.

 

La Sociedad Cooperativa Azucarera de Adra, convertida más tarde en sociedad anónima bajo la denominación de Azucarera de Adra S.A., fue la gran novedad del sector durante buena parte del siglo XX. Esta industria fue creada por una sociedad surgida de los intereses de los propios labradores abderitanos y grandes propietarios de la vega ante el intento de control de los precios de compra de la caña por parte de las industrias propiedad del Trust del Azúcar. A ello se unía la decisión de esta gran corporación llamada Sociedad General Azucarera de España, de cerrar la fábrica de San Nicolás, adquirida a Larios y de dejar a Adra sin industria.

Esta alianza de intereses logró hacer frente a la demanda de manipulación de sus excedentes de caña de azúcar con una nueva fábrica, ubicada en el pago del Campillo al borde de la carretera nacional 340 Adra-Almería.

Esta circunstancia permitió a los labradores no tener que depender de las grandes azucareras de Motril, Almuñécar o Málaga, que monopolizaban la producción azucarera. Tal situación impuso la creación de una sociedad cooperativa azucarera por los labradores de la vega de Adra que de esa manera superaban los inconvenientes de la situación de monopolio. La nueva industria utilizaría tanto la caña como la remolacha azucarera.

La escritura de constitución se firma el 30 de abril de 1909. La Sociedad Cooperativa Azucarera de Adra, se constituyó el 16 de Mayo de 1909 en Madrid ante el Notario D. Fernando López Obregón como cooperativa de labradores, bajo la denominación de Sociedad Cooperativa Mercantil Azucarera de Adra, con capital inicial de un millón de pesetas, suscrito en acciones de cien pesetas.

La escritura se firma en Madrid, fundándose con carácter de cooperativa, por escritura otorgada en Adra, que autorizó el notario Vicente López Larrubia. La empresa se llamó inicialmente “Nuestra Señora del Mar”. El domicilio social se fija en la
Plaza de Canalejas nº 3 de Madrid.
 
La construcción de la futura fábrica se acelera. El 22 de agosto de ese año se pone la primera piedra. Con tal motivo se reúnen junto al solar en construcción las autoridades, el consejo de administración de la fábrica y un gran gentío con un acto amenizado por banda de música. Arrojó la primera palada de tierra para su construcción la marquesa de Caicedo, Adriana Mesía de la Cerda Valera. Los marqueses de Caicedo siempre contaron con ingenios de azúcar en la vega de Adra, por lo que el negocio no les era ajeno. Adriana tenía mucho interés por el desarrollo agrícola de la vega abderitana, dominada en ese momento por el cultivo de caña de azúcar e implica de forma activa a su marido, el empresario Luis Leboucher y Gravot, que figura al frente del Consejo de Administración de la nueva empresa.
Detalle de una acción de la Sociedad Cooperativa de la Azucarera de Adra, fechada en 1922 y valorada en 100 pesetas.


Detalle de una acción de la Sociedad Cooperativa de la Azucarera de Adra, fechada en 1922 y valorada en 100 pesetas.
 
Su construcción fue rápida. La fábrica funcionó a partir de marzo de 1910, aunque su presentación en sociedad se produjo el 20 de abril como uno de los principales acontecimientos de un siglo que acababa de arrancar. Ese año fue el primero de producción de azúcar de caña. Su primer director fue José Montes Garzón, al que sustituyó Federico de La Morena, procedente de Cuba, que había trabajado en ingenios de caña similares en la isla caribeña.
 
Azucarera de Adra S.A.

En 1922 la Sociedad Cooperativa Azucarera de Adra amplía su capital hasta la cifra de 1,75 millones de pesetas, desembolsado en un total de 4.300 acciones (3.300 en acciones de 500 pesetas y 1.000 acciones a 100 ptas cada una)se transfomó en Sociedad Anónima, pasando a denominarse Azucarera de Adra S.A.

Los acuerdos fueron tomados en las juntas generales extraordinarias celebradas los días 4 de agosto y noviembre de ese mismo año.


Se ampliaron las instalaciones y se montó la maquinaria para el sistema mixto de caña y remolacha por vez primera en España. En 1923, es el primer año de campaña mixta, con la primera producción de azúcar de remolacha. La industria aprovechaba la caña producida en la Vega de Adra y la remolacha de este municipio y los de Almería, Berja, Dalías, Roquetas y Albuñol.

Entre 1926 y 1927 la empresa se convierte en sociedad anónima bajo la denominación de Azucarera de Adra S.A. Se produce un aumento de capital social que ascendió a 4 millones de ptas repartido en 8.800 acciones integramente suscritas y desembolsadas en su totalidad. Las acciones eran indivisibles. La sociedad no reconocía más de un propietario por cada acción. La empresa era administrada por un Consejo compuesto por entre 3 y 11 miembros elegidos por la Junta General.

Asímismo los estatutos se modifican y la sociedad traslada su domicilio social a la C/ de la Victoria nº 2 de Madrid, si bien las juntas de accionistas las seguía celebrando en el edificio de la Plaza Canalejas. La nueva sociedad da entrada a socios-accionistas que no eran meramente labradores o empresarios agrícolas. El empresario Eduardo Weibel adquiere el 51% de las acciones que cotizaban en bolsa, pasando a ser nuevo director de la Azucarera Antonio Ortega Hita.
Noticia aparecida en La Crónica Meridional el 23 de abril de 1929.
Noticia aparecida en La Crónica Meridional el 23 de abril de 1929.
 
En 1930 la empresa daba empleo en época de campaña a 200 personas surgiendo en tal momento como la más potente entidad por número de empleados de la provincia. Ese año la cifra de remolacha molturada asciende a 34.497 Tm, su récord histórico. La remolacha procede en parte de la vega de Adra de la provincia de Almería y de las comarcas granadinas de Baza y Guadix.

La azucarera hacía dos campañas. Una primera en abril o mayo, de caña de azúcar, que después de algunos días de reposo para limpiar la maquinaria, era seguida de la campaña de remolacha de julio o agosto durante cuarenta días; produciendo azúcar, alcohol y pulpa de remolacha. La pulpa es el residuo de la remolacha, que cortado en pequeños trozos es sometida en baterías de difusores al proceso de extracción de la sacarosa. Una vez seca constituye un excelente pienso que durante la Guerra Civil será intervenido por el Ejército
Republicano para sustento de animales de carga.

El azúcar aunque sin refinar salía presto para ser consumido, además de elaborarse alcohol que se vendía a los licoristas del exterior.

La empresa contaba con la maquinaria necesaria tanto para caña como remolacha. En el primero de los casos el sistema Fives-Lille con capacidad para 400 toneladas en 24 horas, y un transportador para alimentación de caña de 25 metros. Por el lado de la remolacha, había dos silos de depósito con capacidad para 500 toneladas cada uno, lavadero y noria para 350 toneladas diarias y una batería en difusión con 10 calderas de 50 hectolitros cada una; asimismo un secadero de pulpa de remolacha.

También en fecha no precisa se fabricó un ron excelente que se comercializaba con el nombre de La Cubana.1932 es año récord de producción de caña es con 26.060 Tm.

La Guerra Civil viene a cortar esta racha de éxitos empresariales. Por un lado, en noviembre de 1935 el Ministerio de Hacienda autoriza a la Azucarera de Adra a instalar una fábrica de alcohol desnaturalizado, tras la solicitud presentada por el consejero de la sociedad anónima, Alfredo Velasco Sotillo. Con ello se pretendía ampliar la actividad aumentando la capacidad para tratar alcoholes de otras fábricas.

Nuevamente en junio de 1936 el Ministerio de Hacienda contesta en positivo una nueva solicitud de instalación de la citada fábrica de alcohol desnaturalizado tras aprobar la instancia presentada por el representante de la sociedad azucarera, Jesús Aguirre Ortiz de Zárate, consejero-delegado de la entidad.
Publicidad de la empresa en los años 40.
Publicidad de la empresa en los años 40.
 
Durante la Guerra Civil, la empresa es intervenida por el ejército republicano y adquirirá gran importancia estratégica, por constituirse en única en manos republicanas desde febrero de 1937, cuando la toma de Málaga por los nacionales que llegaron hasta Castell de Ferro deje a un lado las fábricas de Motril y Almuñécar, y en la zona norte la de Benalúa, y de otro la de Adra. De aquí su interés, de un lado por la importancia del azúcar para consumo diario, de otro, por la elaboración de alcohol para la industria de guerra, lo que motivará un férreo control sobre la fabricación de las centrales sindicales. En los tres años de guerra se interrumpe la producción de azúcar de remolacha por la dificultad del transporte, ya que con la remolacha sembrada en Adra no era suficiente.

En la década de los años 30 la Azucarera de Adra había incrementado su explotación muy por encima de la media nacional, con unos niveles de eficacia y eficiencia destacados a nivel nacional y unos resultados muy aceptables entre los años 1910 y 1942. La Azucarera alcanzó esos años un prestigio e importancia en producción de azúcares de renombrada calidad.

Tras la Guerra Civil, en 1942 se produce 2.400 Tm de caña. Entre 1939 y 1944 no se siembra remolacha, por lo que la producción es inexistente.

 
El resurgir de los años 50 con la autarquía y la ampliación de las instalaciones a mediados de los 60

En los años 50 destacará la empresa por su dimensión dentro del panorama de la actividad del sector secundario almeriense y en concreto dentro de la industria alimentaria, con una producción de 4.000 toneladas de azúcar además de 125.000 litros de alcohol. La capacidad de procesado de primeras materias era aproximadamente de 25.000 toneladas de caña y 12.000 de remolacha; la producción de azúcar de aproximadamente 3.300 toneladas.

A finales de 1953 la Azucarera firma un convenio con la empresa EPASA (Explotaciones y Parcelaciones S.A.). EPASA deslinda las fincas propiedad de la Azucarera y gestiona la venta de las tierras que no interesaban. A partir de este momento la empresa se descapitalizó al vender parte de sus activos para obtener liquidez.

En 1957 se forma una sola finca por agrupación de todas las que la Azucarera tenía, formando una unidad de explotación agroindustrial.


A principios de los 60 se firma un convenio entre la sociedad y la Hermandad de Labradores para molturar un mínimo anual de 10.000 toneladas. La Azucarera pagaba 50 ptas/tm a los labradores en concepto de ayuda a los gastos de corte, monda y acarreo.

En 1963 se ensayan dos nuevas variedades de zoca cuyo empleo supuso un aumento de la producción del doble al triple por unidad de cultivo. Asimismo la industria abderitana trabaja con excedentes de producción que no podían absorber las fábricas de Granada y Málaga.

En 1964 el empresario
Joaquín Vázquez Vázquez adquiere la propiedad y la empresa de nuevo volvió a ampliar capital a diez millones de pesetas. Pero la actividad entraba en un ciclo de decadencia, y no se pudo hacer mucho más. La competencia de las producciones tempranas de superior beneficio para los cultivadores, implicó el progresivo desplazamiento de la producción de caña de la vega abderitana.
Monolito homenaje a la caña de azúcar.Monolito homenaje a la caña de azúcar.
En la mente de Joaquín Vázquez, un empresario innovador y pionero en muchos sectores, surgió la posibilidad de reflotar la fábrica azucarera de Adra, que se encontraba realizando una actividad muy baja, trabajando unas campañas cortas dado la escasez de materia prima (caña de azúcar), disponiendo además de unas instalaciones arcaicas e ineficaces.

La popularidad de la fábrica azucarera abderitana y del cultivo de la caña de azúcar traspasa fronteras. En septiembre de 1965, con ocasión del primer centenario de la elección de San Nicolás de Tolentino como patrón, se produce un homenaje a la caña de azúcar y a la república del Paraguay el 6 de septiembre y se descubre un monolito conmemorativo en presencia del embajador de Paraguay en España, Fabio de Silva.

Pero eran malos tiempos para el sector azucarero de caña, existente además de en Adra en toda la costa malagueña y granadina. La mayoría de las factorías estaban en fase de cierre empresarial.
La fábrica que empleaba en el año 1968 a 350 personas, cifraba su producción en 1.384 toneladas de azúcares, 378.412 litros de alcoholes y 529 toneladas de pulpa de remolacha seca, lo que en conjunto representaba un valor aproximado de 17 millones de pesetas.

Las expectativas de incrementar la producción, no sólo no alcanzó el volumen de producción previsto, sino que se redujo. En 1969 cesa la producción de azúcar de remolacha, por lo antieconómico de su transporte y se aprueba la venta del secadero de pulpa y demás elementos.
El derribo parcial de las instalaciones se inició en la década de los 80.

El derribo parcial de las instalaciones se inició en la década de los 80.
La razón de esta crisis era doble, por un lado las tierras susceptibles para el cultivo de caña empezaban a ser empleadas para la producción de hortalizas, muchos más rentables, especialmente dada la atomización de la propiedad de la tierra, pequeños huertos familiares ideales para su dedicación a hortalizas y no a cultivos extensivos como la caña de azúcar.

Por otro lado el azúcar procedente de la caña, que aportaba escaso porcentaje al consumo nacional, no podía competir con las grandes fábricas que obtenían el producto procedente de la remolacha, su enorme dimensión, la abundancia de materia prima, mayor riqueza en azúcar por unidad de peso etc.., las hacía producir bastante mas barato.

En las tres últimas campañas la producción se reduce mucho. En 1969-70 180 Tm de remolacha y 150 Tm de caña. En la 70-71 46 Tm de remolacha y 72 Tm de caña. En la 71-72, 46 Tm de remolacha y 32,5 Tm de caña.
Niños comiendo caña de azúcar o cañadú en la vega de Adra.

Niños comiendo caña de azúcar o cañadú en la vega de Adra
 
La explotación de la fábrica fue ofrecida al personal de la misma, pero el problema no parece tuviera solución ya que el cultivo de la caña en la Vega de Adra, ante la competencia de otros productos de mayor rendimiento económico, continuó reduciéndose hasta desaparecer.

La fábrica cierra definitivamente en 1972, cuando sólo había una cosecha de 5.000 Tm , la mitad del mínimo considerado rentable. Su maquinaria se traslada a la provincia de Badajoz. Se cerraba así la andadura de una gran empresa con más de 60 años de actividad continuada, en la que varias familias empresariales tomaron el testigo. Más allá de las pretensiones empresariales o sectoriales esta industria alimentaria se convirtió en los tiempos revueltos de la primera mitad del siglo XX en el sustento de muchas economías familiares locales al tiempo que en alimento estratégico tanto en la crisis económica de los años 30, la Guerra Civil y la Posguerra.



 

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